Todos los días a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de La Recolección escuchan pasos de encadenados. Son penitentes fantasmas que quieren librarse de sus culpas.
Cuando los han visto no solo van encadenados sino con capuchones antiguos. Algunos se flagelan. Son animas por las cuales las viejitas dicen hay que rezar.
Verlos atemoriza pero también produce pena y compasión porque a nadie le gustaría estar eternamente encadenado a sus malas acciones.
Fuente: centrohistorico.net
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